Teresa Nimes reflexiona sobre la seua Cavalls del Vent (onzena posició) i la mort de la corredora catalana Teresa Farriol.
Gracias a todas por las felicitaciones y disculpar por las preocupaciones que muchos de vosotros habéis manifestado con llamadas y mensajes tras las primeras informaciones algo confusas de que una chica llamada teresa había fallecido. Ya sabéis que estoy bien, dentro de las daños que supone acabar una ultra en esas condiciones. Pero hoy es momento de reflexión sobre lo acontecido, y aunque poco se puede añadir a lo que muchos de mis compañeros han relatado de tan dura experiencia, quiero reseñar que esta ultra para mí ha marcado un antes y un después.
Terminé la prueba a raíz de la decisión que en el km40, tras casi una hora parada en el refugio de Prat de Aguiló, me llevo a continuar la carrera a pesar de los graves síntomas de hipotermia, congelaciones en una mano, temblores y fuerte contractura en el cuádriceps y costilla.
Reconozco que hasta el siguiente refugio y corriendo por las cotas más altas de la carrera pase miedo e impotencia porque no controlaba la situación, por eso no creo que fuera la decisión más acertada y coherente dadas mis circunstancias, continúe porque me encontraba cegada por las ganas de terminar la prueba y cumplir el objetivo, pero hay veces que no compensa porque la vida vale mucho más. Así que hoy todos somos un poco Teresa Farriol, nos ponemos en la situación, nos podía haber pasado a cualquiera de los que continuamos en condiciones deplorables, solo en busca de una meta que al fin y al cabo no es más que una línea que creemos marca la consecución de nuestros sueños, sin embargo hoy pienso que esa línea no tiene tanta importancia como todas las cosas positivas que ganamos y nos hacen crecer como deportistas y personas durante el camino.
Señores terminar es bonito, pero mucho más volver a empezar nuevos sueños, vamos a buscar la prudencia tanto de los corredores como los organizadores de las pruebas, la vida vale mucho más que cualquier ultra. Teresa descanse en paz, no tenía el gusto de conocerte pero estoy segura que fuiste un alma luchadora y amable por todo lo que cuentan de ti.
Hoy he aprendido que la vida vale mucho más y que debo ser prudente, las montañas no son malas, no matan, no hacen daño, somos nosotros los que debemos saber acercarnos a ellas disfrutando pero con el respeto que merecen. Un saludo amigos de la montaña.
